El desorden de una noche de amigos , queda instalado sobre nuestra mesa.
Me pongo de pie. Camino alrededor de la mesa y me detengo a sus espaldas.
Espero.
El sentado en una silla descansa su cabeza sobre mi torso ,él se entrega tan confiado que, creo, nunca dejará de sorprenderme. Recorro su cabeza con la punta de mis dedos, como queriendo penetrar en ella . Tratando que sus pensamientos penetren en mi.
Incapaz de romper el silencio que impone la lluvia más allá del ventanal.
El tiene los ojos cerrados parece tan lejano , que por momentos parece no ser él
Lejano , se hunde en sus pensamientos secretos; los que jamás puede explicar, los que tal vez nunca se atreva a contar . Lo que sin querer muchas veces lo desbordan.
La tormenta crece y por la ventana entreabierta se escurren inevitablemente las gotas que caen en el piso. Al parecer no escucha nada. Esta absorto en sus pensamientos.
Un trueno anuncia un diluvio y un rayo ilumina nuestro cuerpos.
La habitación se desforma un segundo, para sumirse en una oscuridad profunda .
Lentamente se pone de pie , Gira su cuerpo hacia mi , abre lentamente sus ojos. Busca los míos. Toma mi cintura con decisión y me lleva hacia él...Lo observo otra vez como si fuese la primera vez .. y vuelvo a saber que si lo desconociera, igual lo amaría.
